Octubre ideal

Me gusta pensar que nos conocemos de vidas pasadas, que hicimos una promesa hace mucho tiempo e inconscientemente la vida nos trajo a este lugar.

Hay tantas cosas que me gustaría decirte y hay tantas cosas que quisiera saber, pero no puedo avanzar.

Me gustaría poder disfrutar de este momento en el que realmente no te conozco, en el que puedo idealizarte libremente, en el que me convenzo de que el destino, de alguna manera, está jugando sus cartas.

Y creo que por eso no avanzo… Ya tengo experiencia con la desilusión y la frustración que resultan de enfrentarte con la realidad, que es tan diferente a lo que te habías imaginado.

Quiero que este momento de incertidumbre dure lo más posible, que las conversaciones en mi mente se mantengan perfectas y que la imagen que tengo de vos no cambie. Quiero seguir fingiendo que esto funciona, aunque sé muy bien que es un delirio, un caso imposible, una fantasía más.

Entonces, por eso no avanzo, evito la conversación, evito las preguntas, evito los lugares donde sé que podría llegar a encontrarte.

Y, a la vez, ansío tanto conocerte, porque muy en el fondo tengo la esperanza de que quizás no estoy equivocada y que, por una vez, mis expectativas coincidan con la realidad… Y quizás es por eso que no avanzo.

Pero me gusta pensar que nos conocemos de vidas pasadas, que nos reencontramos en el momento justo y, que con el tiempo, desaparecerán los miedos, las dudas y los supuestos.

Y lo que hoy veo como incierto, por fin tenga sentido y se convierta en un plan perfecto.